jueves, 14 de enero de 2010

Buenos días, buenas tardes, buenas noche Leonel!
Todavía tengo clarito en mi mente cuando encontré en un libro titulado “La tierra es un satélite de la luna” tenia apenas 12 años y la poesía no fue hasta ese día motivo de mi interés. Leí cada poema, una y mil veces y lo creas o no, fue mi primera escuela política, aprendí que por amor a la vida hay que estar listo para abrazar la muerte.
Todavía tengo clarito en mi mente cuando encontré en un libro titulado “La tierra es un satélite de la luna” tenia apenas 12 años y la poesía no fue hasta ese día motivo de mi interés. Leí cada poema, una y mil veces y lo creas o no, fue mi primera escuela política, aprendí que por amor a la vida hay que estar listo para abrazar la muerte.
Allí nació esta “tonta idea”, según muchos, de que yo prefería morir joven luchando, que vivir muchos años y acomodado, también entendí que la vida había que darla del lado de todos es@s a los que vos llamaste a platicar, y cuando estuvimos tod@s reunidos nos explicaste como viven y mueren los santos.
También fue mi primera escuela poética, entendí que no había nada tan poético que la lucha misma, que no hacía falta unicornios, ni querubines, guirnaldas ni amapolas…simplemente la lucha misma, la vida misma, los muertos mismos, los miedos mismos.
Ya son 40 eneros que han pasado desde tu resurrección Leonel y fíjate que todavía seguimos luchando, vos ya hiciste tu parte y bueno, aun la seguís haciendo desde ese pedestal que esta reservado para los santos, los santos que imitaste a la perfección, en todo, en la bala , en lo arrecho, hasta en la muerte los imitaste!
Y que nos queda? Imitarte! Imitarlos! Y en este fecha re-escribo tu epitafio:
Aquí yacen
las ideas inmortales
del que en vida
asomó sin descanso
día
a
día
su cara
en todas
las luchas urbanas
Xavier E. Rodríguez
También fue mi primera escuela poética, entendí que no había nada tan poético que la lucha misma, que no hacía falta unicornios, ni querubines, guirnaldas ni amapolas…simplemente la lucha misma, la vida misma, los muertos mismos, los miedos mismos.
Ya son 40 eneros que han pasado desde tu resurrección Leonel y fíjate que todavía seguimos luchando, vos ya hiciste tu parte y bueno, aun la seguís haciendo desde ese pedestal que esta reservado para los santos, los santos que imitaste a la perfección, en todo, en la bala , en lo arrecho, hasta en la muerte los imitaste!
Y que nos queda? Imitarte! Imitarlos! Y en este fecha re-escribo tu epitafio:
Aquí yacen
las ideas inmortales
del que en vida
asomó sin descanso
día
a
día
su cara
en todas
las luchas urbanas
Xavier E. Rodríguez
(Profesor UNAN-Managua, Antropología Social)
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